El biólogo alicantino Álex Mira es el director del estudio que descubrió una nueva bacteria que reduce entre 3 y 10 veces la producción del ácido que provoca la caries. Mira trabaja en Valencia para la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (FISABIO), organismo perteneciente a la Generalitat Valenciana. El Colegio de Dentistas de Alicante ha decidido otorgarle el Premio de Investigación de la VII Gala de la Salud de la Provincia de Alicante, que UPSANA celebra el jueves 24 de noviembre a las 19 horas en el Auditorio de la Diputación de Alicante. 

 

Alejandro Mira es licenciado en biología y doctor en microbiología por la Universidad de Oxford, Reino Unido. Realizó estancias postdoctorales en EE UU y Suecia, donde se especializó en técnicas genómicas, de microchips y bioinformáticas aplicadas a patógenos bacterianos. Tras 9 años en el extranjero, regresó a España en el 2003 financiado mediante el programa Ramón y Cajal. En el año 2009 ganó el premio Jaime Ferrán de investigación en microbiología, que otorga la Sociedad Española de Microbiología, y en el 2012 el Premio Biomedal por su trabajo sobre el metagenoma (estudio del ADN) de la placa dental humana. Actualmente trabaja en la Fundación FISABIO de Valencia, donde aplica técnicas moleculares al estudio de los microorganismos orales, a través de las cuales su equipo descubrió la bacteria Streptococcus dentisani. Dirige el proyecto de desarrollo para utilizar esta bacteria como probiótico contra la caries dental. Asímismo, es inventor de un test de diagnóstico de caries y otro de cáncer colorectal. Actualmente investiga la relación entre las bacterias y la salud sistémica, como el asma o el riesgo cardiovascular, y también trabaja en la búsqueda de nuevas terapias contra el virus de la gripe.

 

¿Cuándo y cómo comenzó la investigación sobre esta bacteria que frena la aparición de la caries?

Realmente empezó por casualidad, como tantas cosas en ciencia, aunque debo decir que, si bien la suerte existe, debe encontrarte trabajando. Todo empezó un día durante una conversación con una amiga. Ella contó que formaba parte de ese 10% de personas que nunca había tenido caries. Y lo más curioso, que su novio, desde que estaba con ella, había dejado de tener. Este dato me llamó la atención y empecé a investigar en ese sentido. Pensé que tal vez ella podría transmitir a su pareja alguna bacteria protectora a través de la saliva. Hicimos cultivos y estudios de ADN analizando todas las bacterias que tienen en la boca las personas que nunca han tenido caries, y comprobamos que tenían una frecuencia muy alta de una nueva especie de bacteria, que no se conocía hasta el momento, y que actúa como un escudo frente a la caries.

 

¿Cuánto tiempo tardaron en dar con la bacteria y cómo fue el proceso hasta llegar al descubrimiento?

La conseguimos cultivar a partir de muestras de placa dental de varios indivíduos adultos que nunca habían padecido caries en su vida. En el año 2009, decidimos estudiar las bacterias de la boca a través de su ADN, y no por cultivo, que era la forma tradicional. En este estudio genómico observamos que los indivíduos sin caries tenían una alta frecuencia de un tipo de estreptococo que no estaba presente en la gente con caries. Así que diseñamos medios de cultivo y tratamos de capturar esta bacteria "sana" durante 6 meses, hasta que dimos con ella. Cuando secuenciamos el genoma de esta bacteria comprobamos que era distinta a las especies ya descritas, y que era por tanto una nueva especie para la ciencia. El proceso de bautizo de una nueva bacteria es muy riguroso, y debe ser aprobado por un comité internacional. Inicialmente, decidimos el nombre de Streptococcus anticariensis, pero la comisión lo rechazó porque por lo visto anticariensis en latín significa "nacido en Antequera, Málaga (de la antigua ciudad romana de Anticaria)". Dentisani nos pareció que mostraba perfectamente el origen de la bacteria y su posible aplicación.

 

¿En qué momento se encuentra ahora mismo la investigación?

Tras los estudios que realizamos con el dentisani en un modelo de boca artificial en Holanda, en el Academic Center for Dentistry Ámsterdam (ACTA), que nos confirmaron que efectivamente la presencia de la bacteria disminuye entre 3 y 10 veces la producción del ácido que provoca la caries, realizamos pruebas en animales, que mostraron que la bacteria es inocua. Estamos también en la fase de desarrollo de producto, analizando cuáles son las condiciones óptimas para la producción a gran escala, que realizamos en fermentadores de 600 litros, y liofilizando después la bacteria. Estamos caracterizando los inhibidores que produce el dentisani, por si se pueden añadir a una pasta de dientes, y hemos realizado las pruebas de seguridad pertinentes que exige la regulación, calculando dosis y estudiando la mejor forma de administración. Actualmente estamos realizando un ensayo clínico en seres humanos, coordinado por la Dra Carmen Llena de la Fundación Lluis Alcañís de la Universidad de Valencia, administrando el producto en férulas. El ensayo nos llevará todo el año y se está realizando en adultos, aunque el objetivo final será poderlo aplicar en niños, que es donde la prevención cobra más sentido.

 

¿Existe ya alguna aplicación en el mercado de su descubrimiento en productos de higiene, sanitarios o alimentarios?

No, la realización del ensayo clínico es requisito indispensable, pues aunque la evidencia de laboratorio es excelente, no queremos sacar adelante ningún producto sin evidencia clínica robusta. Actualmente el registro del producto lo permitiría lanzar como parte de pastas de dientes, enjuagues bucales o barniz, y en el futuro probablemente como complemento alimenticio.

 

¿Cuál considera que es la efectividad de los productos desarrollados a la hora de evitar la caries?

El flúor desde luego es muy eficaz, y los informes de las autoridades europeas indican que la eficacia anticaries del xilitol es bastante robusta. También hay ensayos clínicos rigurosos de varios miles de individuos que indican que el uso de la arginina en la pasta de dientes es muy positivo para tamponar el pH, reduciendo la incidencia de caries más que una pasta de dientes con 1500 ppm de flúor. Ahora sabemos que el dentisani contribuye a ello porque transforma la arginina en amonio, neutralizando los ácidos. Esto ha sido inesperado y emocionante.

 

¿Qué complicaciones (aplicativas) han encontrado en su investigación?

Se trata de un organismo vivo, y por tanto se debe mantener viable en las condiciones de producción, almacenamiento y aplicación. Nos llevó un poco de tiempo dar con las condiciones apropiadas para que se mantuviera vivo. En general, todo es nuevo y debemos ingeniarnos la forma de desarrollarlo, desde la dosis apropiada a la forma de administración. En esto último, debemos garantizar que se pegue sobre el diente y crezca antes de que se elimine por el cepillado o el aclarado por la saliva, por lo que finalmente decidimos colocarlo en un gel adhesivo tipo barniz. En la pasta de dientes, el problema que estamos teniendo es que no le afecten los componentes de la misma y que se mantenga viable, lo que estamos consiguiendo con microcápsulas tipo liposomas.

 

¿Cómo es el día a día en su trabajo?

Es muy emocionante. Tengo un equipo de gente joven absolutamente volcados y apasionados por la ciencia. No me importa las notas que hayan tenido; selecciono a mis investigadores porque sean vocacionales y porque tengan un interés real por mejorar la salud de las personas por medio de la ciencia. Tengo reuniones semanales con los integrantes del equipo para organizar la semana. Todos los días tenemos experimentos, un día a la semana una presentación de nuestro trabajo, y los jueves y viernes el ensayo clínico del dentisani. Además este año ha sido la presentación oficial en los congresos mundiales de odontología, en Korea, Holanda, Grecia e Israel, así como en países en desarrollo donde quieren aplicar el dentisani en su población, como Chile y Colombia. El llevar un resultado de laboratorio a algo real que puede mejorar la salud de millones de personas es lo más satisfactorio que un investigador puede sentir, y estoy orgulloso de mi equipo. Lo más frustrante del día a día es la cantidad de tiempo que pierdo en cuestiones burocráticas, pero cada hora de laboratorio y de contacto con mi equipo es oro.

 

Puede contarnos cómo fue el momento en el que supieron que habían logrado descubrir la bacteria…

Llevábamos meses tratando de cultivarla, y cuando lo conseguimos, decidimos crecerla en la misma placa de cultivo que una de las bacterias que causan la caries. Al día siguiente, se observaba un halo alrededor del dentisani donde la bacteria de la caries no crecía. Era como si creara un escudo contra el patógeno. En esos momentos nos dimos cuenta que lo que teníamos delante era una bacteria anticaries. Fue, profesionalmente, uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Quien primero lo vio fue Raúl Cabrera, uno de mis estudiantes. Me mandó un mensaje de móvil que casi no entendí, pues con los nervios del momento estaba lleno de errores. En cuanto fui al laboratorio y lo vimos se nos saltaron las lágrimas de la emoción. 

 

¿Cuántas horas de laboratorio lleva consigo el descubrimiento?

¡Miles! En algunos casos hemos tenido turnos de 24 horas para medir el crecimiento de las bacterias, durmiendo en el laboratorio, y solamente las pruebas para determinar las moléculas anticaries del dentisani nos han llevado más de un año.

 

¿En qué nos puede cambiar la vida a los ciudadanos su descubrimiento?

Estamos convencidos de que este producto puede reducir en gran medida la incidencia de la caries, considerada la enfermedad infecciosa más extendida del mundo, ya que afecta o ha afectado al 80-90% de la población. Es importante tener en cuenta que la caries no sólo provoca pérdida de dientes o dolor, sino que una mala salud bucal influye sobre otras enfermedades sistémicas, como puede ser el cáncer de esófago y estómago, e incluso en enfermedades cardiovasculares. Por tanto, es cierto que una buena salud oral ahorrará millones a la sanidad pública. La odontología no debe comenzar únicamente una vez que la lesión ya se ha producido; tenemos también que atacar el problema sobre la base, entender la forma de actuar de los organismos que causan la enfermedad y diseñar estrategias que puedan prevenirla antes de que se produzca. Los dientes pueden durarnos toda la vida y su pérdida no es una consecuencia inevitable del envejecimiento.

 

¿Qué paso es el siguiente que su equipo de investigación va a dar?¿Están inmersos en otras investigaciones? Puede contarnos las temáticas de las mismas…

En el ámbito dental, la mayor parte del tiempo ahora mismo nos la ocupa el ensayo clínico del “dentisani”, es decir las pruebas en seres humanos para demostrar que reduce las caries y establecer la dosis para que el producto sea eficaz. Aparte de ello, recientemente hemos descubierto que algunas personas producen sustancias que pueden evitar la infección del virus de la gripe. Además, estamos desarrollando un kit de diagnóstico que predice si una persona tendrá caries y por qué, y otro que predice el desarrollo del asma en bebés, años antes de que el niño desarrolle la enfermedad. Lo último que hemos encontrado es que hay bacterias de nuestro cuerpo que regulan la tensión sanguínea. Cuando me dí cuenta no pude dormir en toda la noche y me sentí absolutamente feliz porque pienso que estos descubrimientos mejorarán la salud de muchas personas, y ello le da sentido a mi vida. 

 

¿Han conseguido el necesario apoyo institucional y/o empresarial para el desarrollo de su estudio y para su aplicación? En general, ¿cómo afecta a la ciencia la situación económica actual? 

Esta investigación se ha financiado enteramente con fondos públicos. La ciencia siempre paga. Creo que nuestro descubrimiento, del cual FISABIO es el propietario, es un buen ejemplo de cómo la investigación puede no sólo mejorar la salud de las personas sino también reportar beneficios económicos a un centro público. Y estos beneficios se pueden reinvertir para seguir investigando. Yo estuve trabajando 9 años en el extranjero y ahora que el barco de la economía casi se hunde es cuando más falta hace que la clase política entienda que el futuro de nuestro país debe pasar por la investigación, por el valor añadido de nuestros productos, por la innovación tecnológica. Un país sin ciencia es un país sin futuro, y todavía tengo esperanza de que el nuevo modelo económico de nuestro país pase por la I+D. Ha sido muy difícil que las empresas quisieran invertir en el proyecto, debido al riesgo del mismo. Ahora estamos haciendo el codesarrollo del producto con la empresa AB-Biotics, líder del sector de los probióticos, aunque la empresa final que comercialice el dentisani a nivel mundial está aún por determinar.

 

De todos es sabido las dificultades que encuentran los científicos en sus investigaciones, ¿cuáles son sus principales problemas ahora mismo?

Hace poco leía la vida de Ramón y Cajal y me sorprendió que los problemas de los científicos que él describía no han cambiado mucho en 100 años: Falta de medios, salarios bajos, falta de apoyo administrativo para cuestiones burocráticas y falta de estabilidad en la carrera científica. Por todo ello, los estudiantes no ven la ciencia como una opción de futuro, y es una pena porque necesitamos el talento de los jóvenes. A nivel personal, me sigue animando lo mismo que cuando empecé: la curiosidad y la ilusión por mejorar la salud de las personas, pero si queremos que los científicos se queden en España debemos darles más medios y mejores salarios. En realidad ya tenemos experiencia: lo hemos hecho con el fútbol y tenemos la mejor liga del mundo. ¿Por qué no con la ciencia?

 

En su equipo contaron con odontólogos. ¿Qué papel jugaron en la investigación?

Fundamental. La llegada de la odontóloga Áurea Simón al equipo fue determinante para una buena toma de muestras y para la unión entre la ciencia y la clínica, y desde hace años siempre hemos tenido odontólogos en el equipo. Ellos indentifican los problemas y necesidades clínicas, y el resto del equipo, que es multidisciplinar (farmacéuticos, microbiólogos, biólogos moleculares, informáticos…) tratamos de darle solución. 

 

¿Qué supone para usted el reconocimiento del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Alicante?

Es un gran honor, en primer lugar porque el premio se otorga por los propios profesionales del sector, lo cual quiere decir que nuestro trabajo es útil para el colectivo, dando sentido a nuestro trabajo. En segundo lugar es una inmensa alegría porque además es un reconocimiento realizado por una institución de mi tierra. En este proyecto hemos tenido momentos difíciles y siempre ha habido personas, muchas de ellas anónimas, que han dado la cara por creer en nosotros y en nuestra investigación, así que este reconocimiento es un premio para todos ellos.

 

 


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