Licenciado en Odontología por la Universidad de Murcia, con dedicación preferente a la Endodoncia Microscópica y Microcirugía Perirradicular. Profesor y Coordinador del Experto en Endodoncia de la Universidad de Almería. Creador y Administrador del Blog Profesional EndoMurcia (www.endomurcia.com ). En primer lugar, ¿qué le parece que existan reuniones profesionales como el Ágora impulsadas desde el propio Colegio de Dentistas?

Me parece excelente. Creo que esta es una de las tareas más importantes que todo colegio profesional debe impulsar, la formación continuada de todos sus miembros. Según la RAE, el término griego «ágora» hace referencia a las plazas públicas y a las asambleas que se celebraban en ella. Quien mejor que el colegio de dentistas como promotor de estas «plazas públicas de reunión e intercambio de conocimiento».
¿Hasta qué punto debe estar concienciado el profesional en la necesidad de reciclaje?
Más allá del ámbito competitivo en el que se mueve este mundo, que implica la formación continuada en busca de un mejor posicionamiento en el ámbito laboral, creo que todo profesional sanitario está obligado éticamente a la actualización constante de su formación. No olvidemos nunca que tratamos personas, y eso implica una gran responsabilidad. 
En el terreno educativo, ¿qué cambios considera que tendrían que darse cuanto antes en la profesión?
En primer lugar, deberían existir númerus clausus en las universidades públicas y privadas, en virtud de las necesidades actuales del país. De la misma manera que los padres sabemos que los límites son necesarios para nuestros hijos, no podemos pretender que la oferta formativa se autorregule, y lo haga de la mejor manera para el bien común. Tanto el defecto como el exceso de profesionales son perjudiciales para la inmensa mayoría de la población, y esto requiere de regulación inmediata por parte de las instituciones competentes. En segundo lugar, las especialidades son necesarias. En este mundo global, donde las fronteras son líneas discontinuas, no podemos negar que debemos adaptarnos y uniformar nuestras titulaciones, pero deben ser adecuadamente regladas, con normas comunes para todos. La especialización aportará un mayor grado de cualificación para el profesional, pero también una mayor calidad de tratamiento para el paciente. Por último, mayor protección de la enseñanza universitaria pública. Sin becas universitarias, yo no hubiera estudiado, y por eso le debo mucho a la universidad pública. Desde siempre, la educación ha sido y será el motor de cambio de la sociedad. Si no invertimos en educación pública de calidad, raramente tendremos a los mejores profesionales en nuestro país. La educación no debe ser un privilegio de unos pocos, sino el medio por el que un país tiene los profesionales más cualificados a su disposición. El acceso de los mejores expedientes a la universidad pública beneficia a la mayoría.
¿Qué amenazas tiene la profesión?
Por desgracia son muchas. Además de las nombradas anteriormente, resaltaría, como bien es sabido por todos, la aparición de franquicias dentales y aseguradoras, cuyo principal y único interés es el económico. Si no eres rentable, no interesas, seas paciente o dentista. Debe existir un adecuado control sobre la publicidad. Nunca debería tender a la confusión o engaño, velando por la protección del paciente. El intrusismo profesional es una amenaza pública, que afecta a pacientes y dentistas, pero cuando no se castiga ejemplarmente, ni económica ni socialmente, el problema no se elimina de raíz. Por último, no me quiero olvidar de la peor amenaza, la desunión profesional. Sé que existen movimientos, en redes sociales (como Salvemos La Odontología SLO), que dan esperanza, pero no es suficiente. Creo que hay cosas más importantes más allá de nuestro ombligo, pero si no somos capaces de dejar de lado nuestros egos y nuestras diferencias, no lograremos mejorar las cosas.
¿Qué soluciones deberían plantearse?
Las soluciones no las sé, yo solo soy clínico y nunca he pretendido ser algo distinto. En cualquier caso, el inmovilismo es el peor enemigo, hay que hacer algo ya y mojarnos todos. Deberían establecerse númerus clausus y restringirse la creación de nuevas universidades, que no están más que saturando el mercado laboral y desvirtuando la realidad social. No se necesitan más dentistas. Con respecto a la publicidad engañosa, al igual que con el intrusismo profesional, se deberían imponer sanciones, pero no aquellas que valgan menos que el beneficio obtenido por ellas, de lo contrario, no tiene sentido. Por desgracia, en España el refuerzo positivo que aplicamos a los niños no funciona. En mi ámbito más cercano, hace tiempo decidí que mi solución profesional sería buscar la excelencia, y en endodoncia todavía más, es lo que mejor se me da. El día en que no pueda hacerlo, bajaré la persiana. No podemos competir al nivel de franquicias y aseguradoras porque ni somos ni queremos serlo, preferimos jugar en otra liga.
¿En qué aspecto se diferencia su conferencia-intervención en el Ágora de otras sobre la materia, qué destaca de su intervención?
Mi charla pretende despejar dudas en el diagnóstico y tratamiento del diente fisurado, haciéndolo un poco menos difícil, todo ello basado en la evidencia científica y en un formato ameno, breve y conciso. A los asistentes me gustaría aportarles algo nuevo y que puedan aplicar fácilmente en sus consultas cotidianas, ya que, por desgracia, el diente fisurado es una entidad bastante frecuente.
¿Alguna cosa que quiera destacar más?
Nada más. Me gustaría agradecerles la posibilidad de realizar esta entrevista, uno se desahoga mucho, es una gran terapia. Les animo a todos a asistir, será un gran evento y espero ver a mucha gente en el Ágora Dental Alicante de este año 2015. ¡Un saludo para todos!

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